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Noticias / Opinión​

28 de octubre de 2012

Las opiniones publicadas en esta sección son responsabilidad de cada columnista, y no representan necesariamente el pensamiento y la visión de la Universidad EAFIT.
Las zonas de reserva campesinas, sin viabilidad e importancia en el ámbito del agro colombiano

Por: Esteban Botero Gutiérrez, estudiante estudiante de séptimo semestre de Administración de Negocios.

 
El olvido histórico que los gobiernos en Colombia han tenido con el campo y su consecuente terrible situación se ve reflejado hoy, por los innumerables paros que hay en todo el territorio nacional, en donde prácticamente todos los sectores del agro (paperos, cacaoteros, cafeteros, lecheros, maiceros, arroceros, algodoneros y hasta transportistas) están saliendo a protestar, ante el incumplimiento crónico de promesas y acuerdos, y la inexistencia de políticas claras que resuelvan sus necesidades y les permitan competir en igualdad de condiciones con países desarrollados, con quienes se han firmado tratados de libre comercio que claramente perjudican al sector y lo tienen al borde de la ruina.

Estas protestas o manifestaciones, siempre y cuando sean pacíficas, son justas y buscan, en la coyuntura actual, que el gobierno despierte de su letargo y vea, como sucede en otros países en desarrollo, que el sector agropecuario debe ser el eje a través del que Colombia salga de su atraso y se inserte en la economía mundial como un actor de peso. El mundo cada día demanda más alimentos y nosotros podemos ofrecerlos.

Entre estas protestas sobresale la desarrollada en el Catatumbo, histórica, recurrente de promesas y acuerdos incumplidos desde siempre, que han hecho de este territorio caldo apropiado para las manifestaciones aberrantes de los extremos.

Allí, los campesinos piden una atención clara y concisa del gobierno a sus necesidades de infraestructura, educación, salud, créditos, asistencia y, sobre todo, una participación más democrática e incluyente en las actividades del agro y la distribución de la tierra, que en su mayoría está mal manejada por multinacionales mineras y petroleras que tienen un efecto dañino en el medio ambiente.

Entre los puntos que plantean las organizaciones campesinas está el de establecer unas zonas de reserva que garanticen la participación activa y efectiva del campesino en la obtención y uso de las tierras para el agro.

En mi opinión esta iniciativa es necesaria para el fortalecimiento del agro colombiano y da solución al problema histórico que ha tenido este país, que es el altísimo grado de inequidad social que atenta contra más del 60 por ciento de la población, que son pequeños campesinos o minorías olvidadas.

Esta iniciativa debe ser revivida, estudiada y realizada por el Gobierno, tanto en el ámbito regional como nacional, pero bajo la supervisión, apoyo y control de este mismo, para así garantizar el buen aprovechamiento de las tierras por parte del campesino, evitando la filtración de grupos terroristas o irregulares que quieran aprovechar estas zonas para establecerse y quitarle control al Estado.

Esta petición de las zonas de reserva campesina debe ser aplicada en muchos sectores del agro, pero manteniendo el Estado la soberanía y la potestad de la selección y el otorgamiento de las tierras a distribuir entre los campesinos y otras minorías, y evitar que el esquema restrinja la participación de grandes inversiones que acompañarán y soportarán las necesidades del pequeño productor para, así, conseguir un sector agropecuario justo y sólido, que sea factor de bienestar para el pueblo colombiano.